Os traigo ahora una nueva receta de Otoño. Hace mucho que intentamos seguir recetas de temporada, con alimentos que sean los típicos de cada estación. Y esta vez hemos elegido las castañas. ¿Hay algún alimento más típico? Bueno, quizás la calabaza pero de esto hablaremos en otras recetas (como esta cremita de calabaza o este fácil guiso de otoño).
Como ya sabéis los que me seguís por Instagram hace unos días mi primo me mandó una caja con 9 kilos de castañas gallegas ecológicas 100% naturales, sin abonos ni pesticidas de ningún tipo, con un tamaño y una calidad increíbles.
Hace unos días aproveché una mañana libre para escaldar varios kilos y así poder guardar en el congelador para poder ir usándolas para diferentes platos a lo largo de todo el invierno sin riesgo de que se estropeen.
Y aproveché para preparar esta crema de castañas sin azúcar que queda buenísima tanto para unas tostadas como para acompañar un yogur o incluso a modo de salsa para una carne asada o a la plancha.
– Tarros de cristal limpios que cierren bien
Una vez pasado este tiempo apagamos el fuego y dejamos que se temple el agua ya que vamos a tener que pelarlas con las manos y no queremos quemarnos, pero te recomiendo que no dejes que se enfríen demasiado o luego te costará aún más quitarles la pielecita que llevan pegada.
En este cazo añadiremos la rama de canela y la vaina de vainilla previamente partida por la mitad a lo largo, así saldrán todas las semillas de la vainilla dándole esos puntitos tan característicos.
Ponemos el cazo a fuego lento, vigilando que la leche cuando empieza a hervir hace espuma y tiende a salirse. Vamos removiendo de vez en cuando y dejamos que cueza lentamente hasta que las castañas prácticamente se deshagan solas. El tiempo dependerá mucho de las castañas ya que unas tienen más agua que otras. En mi caso ha sido una media hora aproximadamente.
Una vez vemos que las castañas ya están bien cocidas, sacamos del fuego el cazo, retiramos la canela y la vainilla y trituramos bien, a la máxima potencia de nuestro aparato hasta que tengamos una crema brillante como la de la foto. Si ves que está demasiado espesa para tu gusto puedes añadirle un poco de leche en este paso hasta que tenga una textura que os guste en casa.
Ahora es el momento de meterlo en tarritos, que estén bien limpios, los llenamos hasta arriba, cerramos y los dejamos enfriar antes de guardarlos en la nevera.
Estos tarritos al no tener azúcar no se conservan tanto como una mermelada pero si se envasan estando muy caliente y lo conservas en nevera duran tranquilamente 2 semanas, podría decir algo más pero no te lo puedo garantizar ya que en casa no duran tanto.