Aquí estoy de nuevo con una versión de las recetas de toda la vida, en este caso son unas almejas que he adaptado al gusto de mi hija mayor, que debido a su hipersensibilidad tiene problemas con algunas texturas o sabores.
Hace poco ha descubierto que le gustan las almejas pero entre otras cosas no soporta el perejil picado, ni encontrar trocitos (por minúsculos que sean) de ninguna especie, pero si le gusta el toque que le dan a las comidas… Así que he modificado un poco la receta que hacíamos en casa para adaptarla a su gusto☺️
¿Te gustan las almejas, pero no el sabor de las almejas a la marinera?
Pero si en tu casa no tienes estos problemas puedes hacerla perfectamente con perejil picado y ajo machacado en el prensa ajos.
Ingredientes:
1/2 kg de almejas frescas
3 dientes de ajo
2 ramas de perejil (aquí es importante que sea fresco)
50 ml de cerveza sin alcohol 0.0
1 cucharadita de aove
Preparación:
Empezamos poniendo las almejas en una fuente grande con agua con sal y las dejamos mínimo media hora para que suelten la tierra que puedan tener. Y las aclaramos bien.
En una sartén grandecita ponemos el aceite y añadimos los ajos cortados en láminas grandes (fáciles de esquivar después). Mientras lo doramos un poco a fuego lento, con ayuda de la espátula de madera que utilices restrega bien el ajo por el fondo de la sartén para que desprenda todo su sabor.
Ahora añadimos las almejas escurridas, al estar la sartén caliente siempre salpican un poco, así que ves con cuidado. Ponemos la ramita de perejil, la cerveza y una pizca de sal, pero muy poca.
Ahora removemos y tapamos, subiendo a fuego medio.
En unos 5 minutos tendremos listas las almejas, si ves que no se han abierto todas déjalas un par de minutos más.
Ya tienes listas unas almejas supersabrosas pero sin tropezones ni trocitos de perejil que tanto molesta a algunos niños y no tan niños…
Espero que te haya gustado. Tú también tienes alguien en tu entorno con manías o problemas alimentarios? Cuéntame,¡Estaré encantada de ayudarte a buscar recetas adaptadas!
Un abrazo,
Mónica